Vuelvo a cerrar los ojos
y los recuerdos…
El kinotero naranja
en el patio de casa;
y los chicos del barrio,
pobres chicos descalzos
intentando alcanzar
algunos de sus frutos
trepados en la cerca.
Entonces, de la nada,
papá y una escalera
repartiendo soles
con aroma a sonrisas.
Llegaron los kinotos:
en almíbar y en dulce!!
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